Hoy la echo tanto de menos que...
aún siento
como está su risa escondida en algún punto flaco de mi corazón.
Aún me brillan los ojos cuando hablo
o me acuerdo de ella,
casi brillan tanto como brillaba ella.
Y a veces me siento débil como un cristal
pero me acuerdo
de ella
con la misma fuerza
como cuando las agujas del reloj se mueven.
Como cuando sonreías joder,
y en ese momento
siento esa presión en el pecho.
Casi tan fuerte que
golpea,
pule,
deshace.
Era casi tan fuerte como lo era ella.
Todos dicen que ya te has ido
pero yo juraría que aun sigues aquí.